Cuando vivimos en un conjunto habitacional o en un edificio, luchamos con la constante necesidad de tener ordenado el correo, porque viven muchas personas y tal vez se confunda la correspondencia. Sí, esas cartas que nos llegan principalmente del banco, de los servicios y rara vez de algún familiar perdido por el mundo necesitan un buzón. Pero claro está, que no siempre estamos preparados con un buzón que nos ayude a resguardar tan importantes documentos.
En un edificio la mayoría de las veces se dejan con el portero y se entregan según vayan llegando, pero si en tu caso, en tu edificio el señor cartero recorre cada piso deberías tener un buzón, ya sea para que no pisar las cartas cuando abras la puerta, o te arriesgues a que no te dejen nada porque «no supieron donde poner la carta». Es mejor estar prevenidos.
El clásico y seguro:
El original:
El hecho por ti mismo:
El discreto:
El buzón para todos: